lunes, 9 de abril de 2012

Amor y frases a medias (II)


Si, lo recuerdo, como ella trataba de ordenar sentimientos inexistentes en su humeante taza de café. Era de noche y se que podía esperar del alba. Son esas declaraciones, declaraciones que se responden con una sonrisa dibujada torpemente en los labios, ojos curiosamente iluminados o unas mejillas sonrrojadas. 

Vamos, que vine aquí a decir (creo yo), palabras desde el corazón. Son aquellas, respuestas de un alma que escucho las palabras tan ansiadas, ya no queda nada mas que decir, nos amamos los dos. A esta historia solo le falta partir.

Demasiado idealista ¿no? Juraria que solo ocurre en las películas.

Me miraba, con fragmentos de frases atadas a su lengua. No, no hay tales respuestas. Podria traducir el movimiento de sus manos como la búsqueda de frases que no rompan tanto el corazón (hay que ser un poco compasivos, creo yo). Leo su mente como puedo leer el cartel de la entrada: “Ven aquí a recordar tu dia por siempre”. Recordare como las lagrimas en los ojos se contienen.

Olvide ya el numero de visitas a ese café. El lugar habitual de dos amigos para descargar las frustraciones de la escuela, de las noticias por la mañana y de los pequeños problemas de la semana. Olvide ya el numero de veces que me perdi en sus ojos, las veces que lloraban, las veces que rieron. Estuve ahí siempre, sin falta o queja. Siempre hablaba ella tanto mientras yo escuchaba, invertíamos papeles. Escuchaba y yo hablaba, de cualquier forma de vez en cuando interrumpia con su risa. Era contagiosa la forma en que reia.

Amiga, olvide ya el dia en el que supe que te quería.

No va a ocurrir nada hoy, aquí el único que siente algo soy yo. Limpie con mis dedos aquellos brotes de lagrimas, de una forma sutil y calmada. La mire a esos sus ojos color miel, terminando de leer en sus pupilas las palabras que nunca pudo hallar…

“Tu no sientes lo mismo ¿verdad?”.

 -Lo siento-, dijo casi susurrando. ¿Qué importa la forma en que lo diga? Sigue dejando la misma herida.

Sono el tono en su celular, leyó el mensaje entrante y lo guardo de nuevo al mismo tiempo que me miraba. En sus ojos (de nuevo) un “lo siento” sin palabras.

-Tengo que irme- dijo tomando su bolso, -hablaremos de esto mañana- y se marcho con paso apresurado, sin mirar atrás.

Pero de nada hablamos, simplemente lo dejo pasar. Pasaron días, semanas, meses, cada minuto que escupia el reloj se volvió un recordatorio de esos instantes que ya no pase con ella.

(Tenias que enamorarte y creer todo una buena idea)

¿Y ella? Ella no dijo nada mas.

(¿En serio era tan difícil quererlo intentar?)

Por Miguel...

...

Someone - Long Story Short

A Day To Be Alone - One Less Reason

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