Si, lo
recuerdo, como ella trataba de ordenar sentimientos inexistentes en su humeante
taza de café. Era de noche y se que podía esperar del alba. Son esas
declaraciones, declaraciones que se responden con una sonrisa dibujada
torpemente en los labios, ojos curiosamente iluminados o unas mejillas
sonrrojadas.
Vamos, que vine aquí a decir (creo yo), palabras desde el corazón.
Son aquellas, respuestas de un alma que escucho las palabras tan ansiadas, ya
no queda nada mas que decir, nos amamos los dos. A esta historia solo le falta
partir.
Demasiado
idealista ¿no? Juraria que solo ocurre en las películas.
Me miraba,
con fragmentos de frases atadas a su lengua. No, no hay tales respuestas. Podria
traducir el movimiento de sus manos como la búsqueda de frases que no rompan
tanto el corazón (hay que ser un poco compasivos, creo yo). Leo su mente como
puedo leer el cartel de la entrada: “Ven aquí a recordar tu dia por siempre”. Recordare
como las lagrimas en los ojos se contienen.
Olvide ya
el numero de visitas a ese café. El lugar habitual de dos amigos para descargar
las frustraciones de la escuela, de las noticias por la mañana y de los
pequeños problemas de la semana. Olvide ya el numero de veces que me perdi en
sus ojos, las veces que lloraban, las veces que rieron. Estuve ahí siempre, sin
falta o queja. Siempre hablaba ella tanto mientras yo escuchaba, invertíamos
papeles. Escuchaba y yo hablaba, de cualquier forma de vez en cuando
interrumpia con su risa. Era contagiosa la forma en que reia.
Amiga,
olvide ya el dia en el que supe que te quería.
No va a
ocurrir nada hoy, aquí el único que siente algo soy yo. Limpie con
mis dedos aquellos brotes de lagrimas, de una forma sutil y calmada. La mire a
esos sus ojos color miel, terminando de leer en sus pupilas las palabras que
nunca pudo hallar…
“Tu no
sientes lo mismo ¿verdad?”.
-Lo siento-, dijo casi susurrando. ¿Qué importa
la forma en que lo diga? Sigue dejando la misma herida.
Sono el
tono en su celular, leyó el mensaje entrante y lo guardo de nuevo al mismo tiempo
que me miraba. En sus ojos (de nuevo) un “lo siento” sin palabras.
-Tengo que
irme- dijo tomando su bolso, -hablaremos de esto mañana- y se marcho con paso
apresurado, sin mirar atrás.
Pero de
nada hablamos, simplemente lo dejo pasar. Pasaron días, semanas, meses, cada
minuto que escupia el reloj se volvió un recordatorio de esos instantes que ya
no pase con ella.
(Tenias que
enamorarte y creer todo una buena idea)
¿Y ella?
Ella no dijo nada mas.
(¿En serio
era tan difícil quererlo intentar?)
Por Miguel...
...
Someone - Long Story Short
A Day To Be Alone - One Less Reason
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