jueves, 29 de septiembre de 2016

Dos años no son demasiado tarde [P]

No es importante ¿o sí? Somos personas de recuerdos y fechas, reviviendo instantes para obtener un par de fragmentos para traerlos con nosotros. Recordamos los meses, recordamos los años, las fechas, memorias y hechos. Los primeros encuentros, la primera cita, el primer beso.

Para ella y para mí, jamás existió el primero.

Es un recuerdo ausente, un espacio vacío entre nuestras memorias colectivas. No es importante ¿o si? Que lo nuestro no haya ocurrido de la típica manera, donde el instante ocurre y el resto de la historia simplemente fluye.

Donde nace un beso, convirtiéndose en el prólogo de lo que se vivirá con el tiempo.


No, no es importante. No lo es si existen momentos que superan por mucho a cualquier primer beso. Desde una charla en voz baja hasta un baile con música retro. Una romántica cena en la terraza o una típica fiesta de disfraces. Un paseo de noche por el parque o un amanecer entrando por la ventana. Una siesta ocasional una tarde de verano o un paseo inesperado entre ornamentos navideños. Una penumbra con un hermoso cielo estrellado o un beso perfecto bajo un paraguas en una noche lluviosa.

No es importante, más sin embargo desee tener un recuerdo más contigo. Un primer beso ficticio.

En nuestra historia deseo ese momento, o la sensación quizás, de tenerte conmigo, acercarnos y tomarnos nuestro tiempo. Que surja de una plática, que nazca de nuestras miradas. Es distinto, tú lo puedes sentir ¿no? Esa sonrisa involuntaria y el cómo se aceleran los latidos. Queriendo apresurar el suceso, más, sin embargo, queriéndolo extender hasta volverlo casi eterno.

Dos años no son demasiado tarde, siempre es el momento perfecto para tomar instantes nuestros y volverlos partes de nuestras memorias.

Déjame besarte…como si este fuera el principio de nuestra historia.

Por: Miguel

viernes, 29 de julio de 2016

Contigo todo es mejor [P]

En lo cotidiano encontramos la felicidad y en lo inesperado quisiste mostrarme la perfección de lo espontaneo. Me pediste olvidarme de los planes y yo te recordé seguirlos de vez en cuando. Te volviste mi complemento, ese impulso que me permitía intentar lo que antes ni siquiera hubiera considerado. Intentarlo y disfrutar de todo aquello a tu lado.

Me ofreciste una fracción de ti y ambos cambiamos en el proceso. Te convertiste en el motivo para intentar algo nuevo, me sacaste de mi zona de confort, demostrándome que había algo más allá de la simple comodidad de mi rutina.

Contigo todo es mejor.

Beber una bebida fría en un tranquilo café una tarde de verano, escucharte y verte frente a mi conversando de alguno de nuestros incontables temas, sin detenernos, sin dejar espacio para el silencio.

Bailar por la noche (o al menos hacer el intento) usando el viento como melodía mientras peleo contra esa sonrisa involuntaria que me provoca el mirarte tan de cerca. Tú me guías, sabiendo lo pésimo que puedo llegar a ser cuando se trata de realizar un vals. Me conoces tan bien y sabes que hay cosas que deseo intentar, pero no por mí mismo.

Conversar uno a lado del otro en alguna plaza de la ciudad. Nuestras platicas son eternas y agradezco que así sea. Me hablas de todo y yo lo hago también, en cualquier lugar, en cualquier circunstancia. Entre risas y suspiros te vuelvo mi refugio del mundo que nos rodea. Estas para mí y yo estoy para ti.

Cocinar siempre con algún desacuerdo de por medio. Contigo es divertido y diferente. Observamos recetas e ideas y deseas intentarlas siempre con el mismo entusiasmo. Tú bien sabes, que no las intentarías si no estuvieras a mi lado.

Y así pasó. Soy alguien distinto a aquel chico que aún comenzabas a conocer hace 2 años atrás. Fuiste el impulso de hacer algo diferente y los motivos de dejar de hacer siempre lo mismo.

Te amo por ayudarme a ser más feliz y por sacarnos de la rutina y por llevarnos hasta donde nos encontramos hoy.

Contigo…hasta una lluvia de estrellas es mejor.

Por: Miguel