miércoles, 14 de noviembre de 2012

Nuestra distancia reducida a cero [K]




Solo por ti desearía estar muy lejos de donde ahora
me encuentro y de todo lo que conozco.
Quisiera estar contigo, tener la oportunidad
de un nuevo inicio.



I
No había dormido muy bien en toda la noche. Durante todas las horas recorriendo esa carretera oscura había tratado de distinguir algo en el paisaje. Alcanzaba a observar siluetas de árboles, edificios con sus luces apagadas o alguna forma extraña que se ocultaba en la oscuridad. Provocaba temor en cierta forma, comenzaba a creer que algo realmente grande se aparecería entre esas siluetas, el insomnio comenzaba a jugar conmigo. Escuchaba música, a solas, en aquel asiento de autobús que tenía vista hacia la ventana. Había sido un viaje largo, el viaje más largo que jamás había hecho, no soy del tipo de personas que viajan demasiado.
Miraba el reloj, esperando que las horas se volvieran minutos. Sabemos bien que no funciona apresurar él tiempo y yo lo sabía perfectamente pero era eso, mirar por la ventana un paisaje en penumbras o intentar en vano de dormir. Si, moría de sueño, pero mi cabeza esperaba contestar preguntas que nadie hizo en ese apretujado asiento de autobús. No descansaba ni un momento.
En unas horas ocurriría. Unos cuantos años de pláticas, planes y promesas quedarían resumidos en un sencillo y demorado encuentro. La chica de mis sueños frente a mí, rompiendo con esa distancia que siempre quise ver reducida a cero. El viaje valía la pena, también la falta de sueño. Todos los meses, cada desvelo, cada kilómetro que nos separaban, cada platica frente a una pantalla que parecía dividirnos en realidades diferentes. Todo eso sería superado, esperaba ansioso que pasaran las horas de un segundo a otro. Podría encontrarla, verla y sentirla tan cerca como nunca antes, escuchar de sus labios esa dulce voz que solo había escuchado a través de videos, de llamadas. Abrazarla, besarla y hacer una realidad extraída de un sueño. Esa mezcla de deseos e incertidumbre me hacía imposible dormir.
Comenzaba a amanecer, 6:30 de la mañana marcaba mi reloj de pulsera, llegaríamos a la estación de autobuses en 2 horas. Era poco en comparación con el camino que habíamos ya recorrido. Tome mi teléfono y busque en el alguna de las canciones que me por alguna u otra razón me recuerdan a ella. Me cruce de brazos, cerré los ojos y, sin darme cuenta, me quedé dormido.
II
La luz del sol había comenzado a darme en la cara. Abrí los ojos como si alguien hubiera azotado con fuerza la puerta de mi habitación. El autobús apenas se había detenido junto a la central, habíamos llegado ya. Esa siesta hizo el resto del viaje tan instantáneo, esas dos horas que restaban de camino ocurrieron de un momento a otro. Aun así no había sido suficiente para recuperar las horas casi eternas de insomnio, mis ojos se sentían secos y pesados y los músculos cansados y adoloridos. “¿Y en este momento piensas en dormir 5 minutos más?”, pensé mientras trataba de abrir totalmente mis ojos.
¡Maldición! Era cierto. Ella estaba, quizás, a unos metros de donde me encontraba y yo estaba pensando en ¿dormir? “Concentra te ¡vamos! Que no todos los días nos ocurre esto”, me dije dentro de mi cabeza esperando poner mi mente en orden. Prioridades, la chica por la que hice el largo viaje. Dormir sería para después.
Bajé del autobús cuidando de tener todas mis cosas conmigo. Conseguí el poco equipaje que había llevado para el viaje. Me detuve un instante dejando mi maleta en el suelo, puse mi mano detrás de mí cuello y suspiré. El aire olía distinto, era agradable respirar en una ciudad un poco más limpia, sin tantas fábricas, sin tantos autos. Era un extraño llegando a una ciudad con el objetivo de ver a una sola persona. Mi viaje habrá valido la pena en el instante en el que la haya encontrado.
Tomé mi maleta con una mano y con la otra abría la sección de mensajes de mi teléfono. Temblaba un poco, no hacia frio, pero los nervios de los que estaba muy consiente querían apoderarse de mí. “No es tiempo para ponerse así…”, pensé. En el momento en el que pudiera abrazarla estaba seguro que olvidaría cualquier rastro de nerviosismo. El mundo entero se detendría y yo estaría bien con eso. La quiero, en verdad que quiero a esa chica. Siempre me sorprendió la forma en que me pudo conquistar con bromas, pláticas, fotografías y su forma tan peculiar de ser. Es hermosa además, en verdad que lo es…
Los escalofríos desaparecieron sin percatarme de ello. Entre los mensajes de mi teléfono tenia uno pendiente de ella, “Trataré de estar ahí cuando tu autobús llegué a la central, te quiero”. “Recibido hace 1 hora”, decía la información del mensaje. Sonreí, sus palabras me hicieron notar aún más lo cercanos que estábamos ya.
Continué caminando con mi maleta en una mano y el teléfono en la otra, tratando de escribir torpemente un mensaje como respuesta para ella. “Ya estoy en la central ¿lo estás tú también?”, terminé de escribir el mensaje y lo envié al mismo tiempo que entraba en la central. Provocaba un poco de ansias, el saber si respondería rápido o no, el saber si acaso no lo respondería porque ella ya estaba ahí. ¿Me reconocería o no?
Busqué de inmediato algún baño cercas, el viaje y el insomnio seguramente no fueron benévolos con mi aspecto. Entré al primero que vi, deje la maleta en el suelo y me miré frente al espejo. Estaba un poco despeinado por la pequeña siesta en el asiento de autobús, nada del otro mundo. Revisé debajo de mis ojos tratando de hallar ojeras a causa del sueño. Por suerte no hallé ninguna, después de todo no había sido tanto el desvelo. Tomé algo de agua con las manos, peine mi cabello y lavé un poco mi cara. Quité algunas arrugas de mi playera con mis manos, acomodé la parte de abajo de mis pantalones y revisé que mis zapatos estuvieran limpios. Recordé cada cosa que mira ella en un hombre y trate de asegurarme cumplir con cada requisito o… bueno, al menos hice el intento. Tome mi maleta y salí del baño listo para encontrarla.
Me detuve junto a una pared, lleve mi mano de nuevo a mi cuello y miraba a todos lados tratando de no verme demasiado sospechoso. Caminaba la gente junto a mí, me pasaba de largo caminando en distintas direcciones ¿y dónde estaría ella? Nunca acordamos un lugar en específico y sentía que la central era un lugar complicado para encontrar a alguien.
El pensamiento de que quizás podría estarme viendo en ese instante me alegraba y desesperaba al mismo tiempo. Yo solo quería verla ya, ver un rostro “conocido” y hermoso después de un viaje tan largo e incómodo. ¿Y cómo debería de reaccionar yo? ¿Tratarla como en una primera cita “Hola, que gusto verte” y un saludo con la mejilla? ¿O darle un largo abrazo como si me hubiera ausentado varios años?
(No se conoce a la chica de tus sueños todos días…)
Sonó mi teléfono por un mensaje entrante, lo saque de mi bolsillo y revise de que se trataba. Un mensaje de ella, justo lo que quería ver. “Voy un poco tarde, espérame unos minutos ¿sí?”. Bien, quizás no quería leer algo como eso pero sabía al menos que venía en camino. De alguna forma ese mensaje me dio un respiro de las ansias que llevaba en cargando en el pecho, de saber si estaría ya a unos cuantos pasos de mi o no.
Guarde mi teléfono y me senté en una fila de asientos cerca de donde había estado de pie. Solo me quedaba esperarla tratando de controlar cualquier pequeña señal de ansias o nervios. Lo admito, fue inútil.
Miré al techo, después a mis zapatos, llevaba apenas unos segundos ahí y comenzaba a desesperarme. Saque mi teléfono para hallar una buena canción como distracción al mismo tiempo que buscaba mis audífonos en mis bolsillos.
“Hola guapo”, escuché que alguien dijo aquello justo detrás de mí. Me voltee extrañado de quien podría ser, no pensé nada, ni siquiera lo sospeche. Era ella, de pie detrás de mi asiento riéndose de la expresión en mi cara. Aun no podía creerlo, la esperaba en unos minutos más, sin embargo estaba ahí, justo detrás de mí, con esa sonrisa que siempre había amado en fotografías. El mundo en ese instante se detuvo. Éramos nosotros dos en una estación de autobuses donde solo importábamos ella y yo.
Se acercó a mí y me besó la mejilla al mismo tiempo que me abrazaba poniendo sus brazos alrededor de mí cuello. Habíamos dejado de estar en realidades diferentes. Estaba ella ahí y yo con ella, mandando al carajo cada uno de los kilómetros que la mayoría del tiempo llegábamos a odiar. Sentía sus brazos alrededor de mí, tan cálida como siempre la imagine. Puse los míos alrededor de ella y la abrace también. Los asientos entre nosotros hicieron ese primer saludo un poco incómodo. No importó. Solo disfrutamos en ese primer abrazo que había demorado demasiado. Mi mundo se detuvo… y nuestra distancia de redujo a cero.
III
Ella se reía aun por la pequeña mentira que me yo me había tragado por completo. Agregó algo de sorpresa a ese encuentro que estaba ya demasiado planeado. ¿Y porque lo hizo? Soy el tipo de persona que se hace preguntas tontas que en realidad no vienen al caso. Ella sonreía, sabiendo que me preguntaba justamente el porque de su mensaje.
Sonreí yo también soltando una pequeña risa. “Seguramente ya me habías visto cuando mandaste ese mensaje. ¿No era más fácil llamar mi atención? ¿Acercarte a mí? Algo que fuera más sut…” le dije, pero ni siquiera me dejó terminar de hablar. Se acercó a mí de un momento a otro y me plantó un beso entre mi mejilla y mis labios. Los suyos se sintieron tan suaves a pesar de haber durado sido solo un instante. Que tentación y que forma tan perfecta para callarme de una vez.
Me miró, con esos ojos detrás de los cristales de sus gafas y me sonrió, sabiendo que ese beso valía más que cualquier explicación que ella pudiera darme. Le sonreí yo también, olvidándome de cualquier reclamo o broma tonta que quisiera hacer en ese momento. La abracé por la cintura al mismo tiempo que la acercaba a mí. Su figura siempre me había encantado, la calidez y la suavidad de su cuerpo provocaba querer abrazarla por siempre.
Ella me rodeó con sus brazos también, acomodando su cabeza en mi hombro. El aroma de su cabello entraba a mi cuerpo con cada respiro. Un perfume más delicioso que cualquiera que pudiera haber inventado en sueños. Los murmullos de la central de autobuses se habían extinguido. En esa fracción de minuto solo existía ella y el sonido de su respiración, haciendo eco en ese abrazo que duró una eternidad que quisiera repetir a diario.
Se sentía tan cómodo estar entre sus brazos y ella en los míos. Un refugio que había estado esperando no solo durante el viaje, si no desde el momento en el que me enamoré de ella. Volví a la realidad cuando un bostezo involuntario exigió algo de aire. Se percató de aquello y se separó un poco de mi para verme a los ojos. “¿No dormiste bien en el camino?” preguntó dándose cuenta de la expresión de cansancio en mi cara. “No demasiado”, le dije sonriéndole, tratando de no tomarle demasiada importancia a las horas de sueño que me hicieron falta.
“Deberías de ir a dormir un poco antes de salir hoy a algún lado”, sugirió ella. La idea no me gustaba del todo ¿Desperdiciar horas durmiendo cuando podría estar con ella, salir a pasear, comer algo juntos, conocer la ciudad? Creía que podía soportar descansar hasta el final de día, aún era de mañana y no iba dormir en ese momento solo para compensar unos cuantos bostezos. “No, así estoy bien, en serio”, le dije tratando de convencerla, de nuevo, de que el sueño que cargaba en mis ojos no era la gran cosa.
Me miró con los ojos entre cerrados, sabiendo muy bien que lo decía solo por decir. Yo le sonreí y con abrazo le dije: “créete un poco lo que te digo”. Dejé de rodearla con mis brazos para sacar mi teléfono de mi bolsillo y busqué un poco por los menús. “¿Sabes que deberíamos hacer?”, le dije tratando de cambiar un poco el tema, “buscar el hotel para dejar ahí mis cosas”, le dije mostrándole la dirección que había guardado yo en mi teléfono.
“Ni siquiera tenemos que buscarlo, te había dicho que yo ya sé dónde está”, dijo aquello al mismo tiempo que fruncía el ceño. Cuando vi esa expresión en su rostro me recordó a las caritas que me escribía en nuestras conversaciones, siempre las usaba cuando yo no entendía algo que ella estaba cansada de explicar. No me opuse a lo que dijo, ella tenía razón, yo escribí la dirección solo por ser precavido (y por el pensamiento paranoico de que al llegar a la ciudad ella podría no aparecerse).
Salimos de la central de autobuses, hablando de lo curioso que era el ya estar juntos. Uno caminando a lado del otro después de haber estado separados por cientos de kilómetros. Conversar con ella se volvió algo más, algo que pocos llegamos a apreciar entre la rutina de ver alguien a diario. El escucharla reír, el ver las expresiones de su rostro, los gestos que hacía con sus manos. Todo era en vivo, y yo me sentía vivo también.
Nos invadió un pequeño silencio entre la conversación. No fue un silencio incomodo, simplemente nos tomamos un descanso de la conversación. Una que no se había detenido desde que salimos de la central. Seguimos caminando con un paso lento pero constante, en mi mano llevaba yo mi maleta que hacía sonar sus ruedas en la acera, y en mi hombro colgaba mi mochila.
Volví la mirada hacia ella sin detenerme ni recudir el paso, contemple al sol levantándose sobre ella, los rayos de sol se deslizaban entre su oscuro cabello y hacía brillar el tono claro de su piel. Sus labios rosados tentaban a mis ojos, observarlos de perfil se volvió en ese instante todo un privilegio. La mezcla entre ese momento y su belleza fue algo increíble.
Volteó hacía a mí y me sorprendió perdiéndome en los detalles de su rostro deslumbrados por el sol. Me sonrió y yo le sonreí también. Hubo ahí una conversación sin palabras que duro una fracción de segundo, conversamos en ese instante más de lo que lo habíamos hecho por escrito durante meses y casi años. Seguimos caminando, sin dejar de mirar hacia adelante tome su mano que estaba ya a unos cuantos centímetros de la mía. Pude observar como sonrió de nuevo.
Recuerdo como una sonrisa se dibujó en mis labios sin ni siquiera pensarlo. Seguimos conversando el resto del camino. Hablando de una cosa y de la otra. Extrañas y graciosas, todo aquello sin dejar de caminar ni separaros de las manos un solo instante. Sus dedos encajaban perfectamente entre los míos. Lo creí y lo sigo creyendo.
IV
Nunca había pedido un cuarto de hotel, pero las muchas películas que he visto fueron suficientes para parecer que lo había hecho antes. Subimos hasta el segundo piso ella y yo, conversando y bromeando sobre cualquier cosa. Abrí la puerta con llave de mi habitación y dejé que entrara primero. Dejé la maleta cerca de mi cama y la mochila encima.
No te mentiré, me recorrían un poco los nervios en ese momento. Yo con una chica hermosa, solos en un cuarto de hotel. Siempre tuvimos conversaciones sobre qué haríamos cuando estuviéramos juntos. Ese momento había llegado y yo no sabía exactamente qué hacer. Cúlpame por no ser un tipo espontaneo.
“¿Puedo ducharme? Se me hizo tarde en la mañana y no me dio tiempo de bañarme”, me dijo de pronto mientras buscaba alguna toalla cerca del baño. “Ohm, claro, yo debería de usarlo primero por ser mío, pero está bien”, le dije en plan de broma mientras le sonreía. Ella rio e hizo una mueca. “Esta bien, no me tardo”, me guiñó el ojo y cerró la puerta del baño.
Trataba inútilmente de sacar cualquier pensamiento acerca de lo que estuviera ocurriendo detrás de esa puerta. La mente me traicionaba. Me senté en el borde de la cama con mi teléfono en las manos. Pensé en recostarme unos instantes, no sé, quizás algo interesante ocurriría cuando ella saliese de ducharse. No sabía si estaba dejando volar demasiado mi imaginación, pero la idea no le desagradaría a nadie.
Recosté mi cabeza en la almohada y entre cerré los ojos un instante. No supe más, definitivamente me quedé dormido de un momento a otro. Típico de mí dormir cuando menos lo deseo.
Pasaron unos minutos solamente hasta que desperté, sin moverme demasiado de mi lugar. Sentí alguien junto a mí que deslizada su mano sobre mi cabeza. Era ella, recostada junto a mí, aún con sus manos tibias por el agua caliente de la regadera y con aroma a shampoo. Me acariciaba el cabello con una mano al mismo tiempo que tomaba la mía con la otra.
Mechones de cabello cubrían parte de su rostro, ahora sonrosado por el baño que acababa de tomar. Parecía perfume el que sentía salir de su cabello, de su cuerpo. Podría morir sin ninguna protesta si pudiera aspirar ese aroma hasta quedarme dormido para siempre. Sus manos tibias se paseaban por mi cabeza, provocaba una relajación tan grande que casi noqueaba los sentidos.
Vio mis ojos entre abiertos, se dio cuenta de que había despertado. No se detuvo, siguió acariciando mi cabello al mismo tiempo que se acercaba y me plantaba un beso en la mejilla. De nuevo me percate del enorme sueño vuelto realidad que era sentir sus labios. Unos hermosos labios que podría acariciar con los míos dejando de lado los segundos, los minutos. Jugar con ellos al lenguaje que se olvida de las palabras. Conversar enmudecidos escuchando nuestra respiración, nuestros palpitares. Intercambiar trozos de alma entre cada movimiento de los labios.
Me sonrió, pero la extrema relajación provocada por sus caricias me hizo imposible responderle con una sonrisa. Con las pocas fuerzas que tuve me acomode un poco mejor, la rodee con el brazo y la acerqué a mí. Se recostó a mi lado y acomodó su cabeza en mi pecho. Mi corazón aumentó el volumen y velocidad de sus latidos al sentirla tan cerca de mí.
Cerró sus ojos y soltó un pequeño suspiro. Hubo una mescla preciosa del sonido de su respiración, el aroma de su cabello perfumado, la tibieza de su cabeza sobre mi pecho y el cansancio que asaltaba aun a la parte de mi cuerpo que quería permanecer despierta. El pensamiento de soñar a su lado terminó por convencerme…
No dijimos nada más en ese instante. Nos quedamos dormidos juntos en esa callada habitación de hotel. Dormir era lo último que quería. Ella puso mis pensamientos en mi contra con esas caricias y ese beso en la mejilla. La suavidad de sus manos y el aroma de su cabello conquistaron cada latido que escuchó mientras se recostaba en mi pecho.
Fue indescriptible. Nuestra distancia reducida a cero.


(…)
Atardecía. El día entero se había quedado con más de una conversación, con más de una sonrisa de sus labios, con más de un par de abrazos. Soplaba el viento, hacía bailar las hojas, despeinaba su cabello.
Caminábamos juntos por el parque cuyas veredas aprendí de memoria. Las farolas comenzaron a encenderse al mismo tiempo que moría el sol en el horizonte. Aun había luz, una luz suficiente para pintar de acuarela el cielo de naranja y lavanda. Aceleró ella el paso, invitándome a seguirla sin preguntar a donde se dirigía.
Se detuvo bajo un árbol cuyos retoños se asomaban en sus ramas, haciendo la lucha por crecer y encontrarse con la luz y el viento. Había césped debajo de él, el asiento perfecto para disfrutar de los últimos rayos de sol.
Me senté y la invité a que lo hiciera también. Se sentó entre mis piernas acomodando su cabeza junto a la mía. La rodee con mis brazos por la cintura mientras tratábamos de estar lo más cómodos posible. Apoyé mi cabeza en la suya y dibuje en mi mente el aroma de su cabello. Guardo hasta hoy esa pintura de aromas en mi cabeza.
No eran necesarias las palabras. Era nuestro sereno silencio y la música que tocaba el viento. Movió su cabeza y se acercó más a mí. Comenzó a besarme en el cuello con la suavidad de la seda en sus labios. Jugó con ellos en mi piel tentándome a querer robarle un beso para guardarlo por siempre. Provocaba un cosquilleo que erizaba al alma de placer. Las manos se movían involuntariamente acariciando su cintura, mis labios exigían un roce de los suyos.
Me voltee sin pensarlo y besé sus labios de seda con la delicadeza que ella merecía. Eran tan suaves, eran deliciosos, como pétalos de rosa acariciando la punta de los labios. Sabía que la cúspide de mi vida estaba resguardada en ese primer beso. Se volvió un emblema para un día perfecto con la chica perfecta.
Erizaba la piel, alimentaba los sentidos hasta dejarlos saciados. Ignoro cuanto duró pues el tiempo se olvidó de nosotros y nosotros de él. La besaba, la sentía, la acariciaba, intentando extender ese instante hasta la eternidad. Guarde la sensación de sus labios en los míos. Aun los siento cuando recuerdo nuestro primer beso.
Sopló el viento como recordatorio de una noche que poco a poco se ponía sobre nosotros. La abracé más fuerte y ella lo hizo también, tratando de resguardar la tibieza que en ese instante nos acobijaba. Nos miramos, sonreímos. Bastó el silencio, bastó ese beso.
Me acerqué a ella y besé su frente, agradeciéndole sin palabras una tarde y noche que sigo amando hasta el día de hoy. Me abrazó como respuesta, fue suficiente para ella y lo fue para mí también.
Nos pusimos de pie, y le dimos una última mirada al atardecer que ya estaba terminando. Nos tomamos de las manos y recorrimos el camino por donde habíamos llegado, recordando ese atardecer, ese primer beso, esas caricias, esos abrazos. La realidad superó a todo lo imaginado.
Besar en un instante así a la chica de quien había estado enamorado…




martes, 21 de agosto de 2012

Soy el mortal halló la fuente de la vida [R]

Llegamos al fin, una travesia que rayaba en la eternidad. Parecia nunca acabar. Queremos encontrar a los pocos pasos la fuente de la felicidad. A la vuelta de la pagina, al cruzar la calle, detras de cualquier linda sonrisa. ¿Y si esperamos lo que en realidad vale la pena? Los planes vuelven impacientes al que mas sabe esperar. Expectativas, metas, tiempos definidos en un plan trazado con fragmentos de ilusiones dentro de una mente soñadora.

¿Y si dejamos al tiempo simplemente ser?

Soy el mortal que encontró la fuente de la vida. Oculta en una casualidad dentro de un dia de verano cualquiera. Y nada se imaginaba, ni la mente ni alma lo vieron venir. Simplemente ocurrio. (Imposible se ha vuelto el querer dejarla ir). Perdidos en el tiempo en una estacion de tren. Recordando conocernos en un silencio que siempre existio entre ambos. Tan solo nos demoramos unos fugaces catorce años.

Y es tan amable, y es tan graciosa. En la memoria de toda la vida, su rostro, nombre y sonrisa. Abrazarla hasta que el tiempo me lo permita. De una antigua historia sin escribir corre tinta hacia paginas en blanco. Nos dibujan a nosotros dos, narrando una confesión de amor a la orilla del lago. El piano me recuerda a su nombre. Sus ojos rasgados hipnotizan, la manera en la que se apena provoca ternura y en estos labios una sonrisa.

Suspira el mortal sin importar cuanto dure la vida..

Creo en esos ojos, confio en esas manos. Soy quien sueña despierto, quien respira su perfume en un abrazo casi eterno. Me ha enamorado. Me la presentó la casualidad como la excepcion a todo lo vivido. El final del difícil camino.

Cuando me abraza y siento esos labios, podria jurar que lo nuestro es destino.

Somos mortales que comienzan a vivir a partir de ahora. En aquel beso.. nos vi a ambos escribir una nueva historia.

Y nadie penso que pudiera ocurrir de esa forma..

Por: Miguel...

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Turning Page de Sleeping At Last..

Unbrella de Sleeping At Last..

Thing About Us de Steven Moakler..

jueves, 16 de agosto de 2012

Hoy, partiendo desde cero [R]

Entre opciones y sueños. Ilusiones que suenan como olas de mar para el corazón. La promesa de la chica ideal esperando a cientos de kilómetros al sur. Suena bien.. pero no. Uno busca la felicidad que nos obligue mirar al sol. Expectativas tan altas, posibilidades tan pocas. ¿Y que pasa con lo que no se espera? Los sueños se buscan, se persiguen, como alguna clase de obsesión de retar a la realidad. (Lo viví dormido y ahora lo siento en verdad).

Pero.. las bellas casualidades nunca vienen mal..

Y puedo comenzar con un encuentro, algo inesperado. Fuera de los planes, simplemente lo que fue. Encontrar un rostro perdido en el tiempo dentro de la tediosa rutina. Subes, bajas escaleras, te detienes y caminas. Y ahi estaba ella donde uno ni siquiera lo imagina..

("¿Te he conozco de alguna parte?". Vuelven memorias de donde se creian inalcanzables)..

Sin alargar mucho la historia. Platicamos, nos reencontramos sin habernos conocido. Recordaba su nombre, ella el mio. La razón de el porque lo sabíamos aun se pone en duda. Quizás 10 años en el mismo edificio fue de mucha ayuda. Dimos una introducción de nosotros mismos como perfectos desconocidos. Recordamos los años, a ciertas personas. Fue como conocerla sin tener alguna conversación nuestra en la memoria.

"¿Quieres salir un dia de estos?". Me olvide del pasado y comenzamos desde cero.

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(Pasaron las semanas. Conociendo su voz y poco a poco detalles de ella misma. Escencia que con los dias me alegra y tranquiliza. Volvía agradable lo rutinario de los dias).

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Dia tan ideal, juro que no estaba en los planes. Pretendia disfrutar de la tarde, nada mas. Abrazar su presencia, reir y dejar al tiempo deslizarse. El atardecer que nos cubrio volvio al final del dia algo inimaginable.

Estuvimos, antes, recordando un poco el pasado. Soplaba el viento a la orilla del lago dibujando olas en miniatura (se le endencia fuego en el cielo y despertaba la luna). La abrazaba mientras viento y el agua creaban la musica. Hablábamos en voz baja, como si quisiéramos que el viento nuestras palabras no escuchara. Junto a un viejo arbol, abrazándola por la cintura, pedimos ambos que los minutos se volvieran horas.

"Al querer a alguien, dejo pasar demasiado tiempo. No quiero cometer los errores que he tenido en el pasado. No quiero cometer esos errores contigo". Le dije en voz baja cerca de su oído.

(Volvamos a la casualidad, destino)..

"Tu también me gustas". Dijo al tiempo que seguia el fuego en el cielo y se encendían las farolas.

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Es aquí donde comienza nuestra historia..

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Por: Miguel..

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The Thing About Us de Steven Moakler

Umbrella de Sleeping At Last

This City Never Sleep de Jason Walker

jueves, 14 de junio de 2012

De quien nada prometia [L]

Y del atardecer recuerdo sus colores, como una mezcla imposible de tonos en un cielo totalmente real. No esperes nada de una tarde sacada de un simple pretexto de verla. Dejate sorprender, permite ser arrastrado por un reloj que nada promete pero todo puede dar. Ayudale un poco a la casualidad...

Puedo estar seguro, que estos brazos piden en silencio poder abrazarla y de que esos ojos nunca parecieron brillar tanto. Y el presentimiento susurro una frase a la que no preste mucha atencion. (¿Que no es mejor dejar las cosas a la imaginacion?). Y la escuchaba, la seguia y la alcanzaba...

Dejaba que la tarde intentara cumplir lo que deseaba...

Y del dia recuerdo una invisible promesa, que no habia motivos para creer en algo fuera de la rutina, algo que volviera tan delgada aquella linea. Impulso sumado a su suave voz, un intento surgido del abrazo entre nosotros dos...

(Eres alguien para mi ¿podrias darme un regalo de tus labios antes de partir?)...

No esperes de un atardecer que nada prometio. Dejate sorprender ¿Que no fue grandioso para haber sido la primera vez?

Y en la despedida, un "gracias" escondido como un beso en la mejilla.

Y del atardecer recuerdo sus colores, como una mezcla entre naranja y lavanda, como una mezcla entre ella, lo improbable y una tarde la que nada esperaba.

Y estábamos ahí, al atardecer en un parque como cualquiera, platicando como nunca, escuchándonos como siempre. No hubiera deseado algún otro momento. Hablábamos, callábamos, al mismo tiempo que oscurecía, las farolas nos hacían compañía, nos salvaban de la penumbra. Y en un largo e inesperado abrazo, la senti mas cerca que nunca...

Acabo, de una forma acombrosa el dia...todo aquello vencio a la expectativa...

Por: Miguel...

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"Mystery" de Brian Melo
"Just For You" de Lionel Richie
"Someone" de Long Story Short

lunes, 4 de junio de 2012

En tiempos sin ella (II) [D]

Admito recordarla, en algun lugar entre lo imposible y lo alcanzable, del otro lado de esa linea que siempre quise cruzar. La recuerdo ya, con una buena dosis de realidad, con un poco de gravedad sobre el cuerpo. En esta tierra seca y no en ese espejismo de cielo.

(Escribi una cancion de amor, pero al final nada importó)...

Días como estos se sienten como aquellos, que la lluvia y la tierra mojada era el escenario y aroma de nuestras charlas. Admito recordarla, hablando por horas, riendo por tonterias, enamorandome mas cada dia. Empezando desde cero (cuando aquella cancion sonaba en la realidad y en el sueño).


"¿No es dulce la vida?", decia aquella letra que hasta ahora disfruto (me recuerda a ella y su nombre aun escucho). No esta (por decision propia).

Pero la mente fue quien decidio quedarse con esas memorias...

Creo recordarla, ese lindo rostro que veia cada mañana. Siempre risueña, siempre tan atenta, imposible no disfrutar platicando con ella. Estos dias me saben a su voz, sopla el viento y llueve de a poco. Nos recuerdo sentados mientras nos olvidabamos de todo.


Y al final del dia, escaparemos...(Esperaba que compartieramos el mismo sueño)...Admito recordarla, admito recordarme, enamorado de alguien que nada aseguraba.


Voy a amarte mas que nadie, lo repetia, lo reafirmaba. La recuerdo con su mezcla silencios y palabras. Y veo sus fotografias con una curiosa y estorbosa melancolia, aun sigue ahi, podria volver (no, no deberia), pero una parte de mi quiere hacerlo, aquella que guardo las memorias esperando un ansiado regreso.

Solo son fotografias de alguien que creemos perdida...

Asi que estoy escapando, me voy de este lugar. Quizas aun la extraño ¿y que mas da? Regresar seria conformarse despues de haber dado tanto. El amor no funciona asi, recibelo de lleno o rechazalo totalmente, no pretendas aceptarlo a medias.

(Disculpa, me estoy saliendo del tema)...

Necesito saber, al menos, si ella me extraña tambien...Admito recordarla, no se si las memorias mueren y se vuelven mas claras, como cartas mojadas, como acuarelas en agua. O como finales de historias y calles por la mañana.

Quizas sea todo para mejor. La recuerdo pero sigo entre silencio y desicion. Quizas es hermosa, quizas la extraño y a todas esas memorias.

Admito recordarla, cuando los dias son lluviosos y con esas canciones por la mañana. (Aun asi, el recordarte nadie cambia)...

...

Por: Miguel

...

"A Song About Love" de Lee Dewyze
"This Years Love" de David Gray
"End Of Our Days" de Howie Day
"More Than Anyone" de Gavin DeGraw
"Running Away" de Midnight Hour
"I Need To Know" de Kris Allen
"Between You And I" de Every Avenue

viernes, 27 de abril de 2012

Aquel dificil camino [K]

¿Y quien dijo que era sencillo? Vale la pena asumir el reto. Recorrer lo que sea necesario (despues de todo, no hay nada mas que yo desee tanto). Acercate a mi y volvamos este encuentro un eterno abrazo. En una tarde cualquiera, en un lugar que ninguno conoscamos, hicimos los dos un largo viaje, recorrimos un enmorme tramo.

Y aqui nos tienes, al verte repetire que estoy enamorado. Recordare tu perfume, el como se siente estar en tus brazos, el aroma de tu cabello, la suavidad de tus labios. Todo aquello que aun no conosco, recordare el dia entero y aquel ansiado encuentro. El dia en el que podria decirte "Yo quiero estar contigo aunque las cosas sean dificiles".

Veo dias complicados, dias donde te extrañe y no pueda darte un abrazo. Dias en los que me necesites, (la distancia nos aleja pero no nos divide). Y, quizas, algunas semanas dificiles..

Pero veo, de igual manera, viajes que en realidad valdran la pena. Donde habre esperado tanto y tus brazos me sabran a agua de mayo.

(El verte no seria rutina, seria el mas precioso regalo)

He pensado en lo dificil y ¿sabes? Aun asi, de nada me retracto..

(Yo solo se que te quiero tanto)

Por: Miguel..
Para Kath♥



Escapemos los dos [K]




(Puedo yo tambien, dedicarte unas palabras, usarte como inspiracion. Escribiendo a media noche y, a pesar de todo, sin poder sacarte de la mente)

Distancia, kilometros que vuelves pasos, frases y sonrisas que se sienten como abrazos. Desvelos que valen la pena, que te rias conmigo y sentirte tan cerca. Repito entre lineas que te quiero mas de lo que imaginas. Que despierto recordandote, que espero al dormirme al menos unos minutos poder soñarte. Soy quien no renunciara, soy quien espera por ti unos cuantos kilometros al norte.

¿Y si escapamos y nos quedamos juntos esta noche?

Ven a dormir entre estos brazos, hermosa. Quiero tenerte cerca, sentir esos lindos labios sobre mi boca. Tu sola sonrisa ese deseo me provoca.

Y es que simplemente me encantas, te quiero tanto y por ti haria lo que hiciera falta. Contigo, tenerte y darte lo que soy. Quiero pertenecerte a partir de hoy...

Por: Miguel
Para Kath♥




lunes, 9 de abril de 2012

Amor y frases a medias (II)


Si, lo recuerdo, como ella trataba de ordenar sentimientos inexistentes en su humeante taza de café. Era de noche y se que podía esperar del alba. Son esas declaraciones, declaraciones que se responden con una sonrisa dibujada torpemente en los labios, ojos curiosamente iluminados o unas mejillas sonrrojadas. 

Vamos, que vine aquí a decir (creo yo), palabras desde el corazón. Son aquellas, respuestas de un alma que escucho las palabras tan ansiadas, ya no queda nada mas que decir, nos amamos los dos. A esta historia solo le falta partir.

Demasiado idealista ¿no? Juraria que solo ocurre en las películas.

Me miraba, con fragmentos de frases atadas a su lengua. No, no hay tales respuestas. Podria traducir el movimiento de sus manos como la búsqueda de frases que no rompan tanto el corazón (hay que ser un poco compasivos, creo yo). Leo su mente como puedo leer el cartel de la entrada: “Ven aquí a recordar tu dia por siempre”. Recordare como las lagrimas en los ojos se contienen.

Olvide ya el numero de visitas a ese café. El lugar habitual de dos amigos para descargar las frustraciones de la escuela, de las noticias por la mañana y de los pequeños problemas de la semana. Olvide ya el numero de veces que me perdi en sus ojos, las veces que lloraban, las veces que rieron. Estuve ahí siempre, sin falta o queja. Siempre hablaba ella tanto mientras yo escuchaba, invertíamos papeles. Escuchaba y yo hablaba, de cualquier forma de vez en cuando interrumpia con su risa. Era contagiosa la forma en que reia.

Amiga, olvide ya el dia en el que supe que te quería.

No va a ocurrir nada hoy, aquí el único que siente algo soy yo. Limpie con mis dedos aquellos brotes de lagrimas, de una forma sutil y calmada. La mire a esos sus ojos color miel, terminando de leer en sus pupilas las palabras que nunca pudo hallar…

“Tu no sientes lo mismo ¿verdad?”.

 -Lo siento-, dijo casi susurrando. ¿Qué importa la forma en que lo diga? Sigue dejando la misma herida.

Sono el tono en su celular, leyó el mensaje entrante y lo guardo de nuevo al mismo tiempo que me miraba. En sus ojos (de nuevo) un “lo siento” sin palabras.

-Tengo que irme- dijo tomando su bolso, -hablaremos de esto mañana- y se marcho con paso apresurado, sin mirar atrás.

Pero de nada hablamos, simplemente lo dejo pasar. Pasaron días, semanas, meses, cada minuto que escupia el reloj se volvió un recordatorio de esos instantes que ya no pase con ella.

(Tenias que enamorarte y creer todo una buena idea)

¿Y ella? Ella no dijo nada mas.

(¿En serio era tan difícil quererlo intentar?)

Por Miguel...

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Someone - Long Story Short

A Day To Be Alone - One Less Reason

domingo, 25 de marzo de 2012

Tanto fue el tiempo

Se habia demorado ya mucho tiempo, ese definitivo y agridulce "adios". Libera saber que nada ocurrira y amarga recordar que nada ocurrio. Sumado todo a aquel presentimiento, aquel enamoramiento. Tanto fue el tiempo y tan grande fue el sueño. Solo hay entre nosotros una linea trazada en el suelo, si pensaba quedarme debia ser tras la marca, eres un amigo, olvida ese amor y todas esas patrañas.

¿Piensas de mi asi? No gracias, prefiero "adios para siempre" decir.

Tanto fue el tiempo y tan pesado el aliento. Con la duda en las manos y el silencio mientras hablamos. Tipico de ella creer que con una mueca responde a las preguntas. Solo di que no puedes quererme y termina con mi tortura, que prefiero saber que nada es posible al peso de la duda. Dice que no comprende, mas bien prefiere no escuchar lo que el corazón de este pobre hombre tiene. !Maldicion! Y es que con ella ser amigo no es suficiente.

(Hubiera dado mucho. No hay nadie como ella, eso te lo aseguro)

Tanto fue el tiempo y tan pocos los momentos. Me engaño repitiendo en el espejo como pudo todo ser distinto y perfecto. Idiota destino, tonterias y cuentos de niños. Calla al reloj, que harto estoy de escuchar como escupe los minutos. Años desperdiciados con alguien que no siente y nada le pesa. ¿Por que tarde tanto en darme cuenta?

Por que esa linda voz callaba a la realidad entera

Tanto fue el tiempo y tan tontos sus pretextos. Y termine como un hombre vacio de nuevo. Esperando entre las cartas una respuesta positiva, que me confesara que ella me quiere como yo la queria.

Tanto fue el tiempo y tan tontos los motivos, para creer que habia algo entre todas esas platicas de amigos.

Fui solo el ingenuo creyendo en el destino...

Por Miguel...

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Playslist - Mortal...

lunes, 16 de enero de 2012

Reflexiones de Insomnio (III)


3:54 de la mañana...

¿Donde esta? No la siento presente. Esas frases cortas, esa mirada fija. Esas manos quietas y esa apagada risa.

Respuestas vacías.

(¿Esta ella donde no puedo quererla?)

Estos ojos viven de contemplarla y el pecho de escucharla. ¿Donde esta ella que no siento sus palabras?
¿Nunca has dicho un "hola" con ganas de abrazarla? Como si fuese la primera frase del dia, de la mañana. Que perfecta parece esa realidad, donde besarla es parte de los días y no solo una posibilidad.

Un "hola" a secas como respuesta, pareciera que responde a un desconocido y no al hombre que siempre la espera. No hay euforia como la mia (¿será que la quiero mas de lo que debería?) ¿Por que escucho solo ecos de latidos? Ecos de esos gestos, de ese cariño. Y es que guarda tanto, pero simplemente no lo merezco (si, podría se eso). Ya puedo escucharla: "Lo siento, entre nosotros nada cambia". ¿Que estuve esperando entonces? Parecería una mala broma, lo daría todo, pero quizas no le importa. ¿Se pierde mucho tiempo al quererlo intentar? ¿y que tal ese sentimiento que hace recuperar el sueño?

(Lo intente y perdi el miedo).

Quiero ser el testigo de ratos infinitos, de besos en mis labios, de abrazos, de su cariño.
(Dime si estoy perdiendo el tiempo, si estoy soñando despierto como un niño ingenuo)
¿Has notado como al final del día no responde ese "te quiero"? ¿Como la buscamos y pareciera que ella no hace el intento? ¿O como parece alargar el tiempo, cuando preguntas "¿podría haber algo?", "Hoy no quiero hablar de eso", responde sin mucho pensarlo?

(¿no será esa la forma en la que dice "olvídalo y sigamos?")

No lo se, pero es tarde y de esto el corazón se esta cansando).

sábado, 14 de enero de 2012

Cristal frente a los ojos

Uno rara vez sabe que dias u ocasiones van a guardarse el resto de su vida. Un encuentro inesperado, un beso espontaneo, aquella cancion de la que te enamoraste. Un abrazo casi eterno o una confesion que llevaba guardada ya mucho tiempo.

Dia normal, un lugar normal, pensando en los asuntos que eran noticia vieja en esa pequeña mente de adolescente. "Bah, ser correspondido es mas dificil de lo que parece", pensaba yo sin mucha emocion, en ese asiento apretujado en aquella descuidada ruta de camion. No te mentire, no recuerdo el dia con presicion, tampoco la hora, sabes bien que no soy bueno memorizando esas cosas. Solo lo importante se quedo en esta memoria.

Juraria que era octubre, fecha de examenes, a 3 cuadras de la preparatoria en la parada de camion de la ruta 42. ¿Clima? Tibio y con algo de sol, tipico otoño que lograba parecer verano. Sentado en ese camion, escuchando aquellas canciones, esperando a que comenzara el viaje.

Escuche a alguien subir, escalon por escalon, tomando su boleto y caminando para buscar algun vacio asiento. ¿Alguna vez has sentido ese golpe en el pecho que aparece cuando ves un lindo rostro que no esperabas ver? Bien, pues eso mismo senti, por que era hermosa y si me lo permites lo podria repetir.

Pequeña, con una bonita mirada, de lindo cabello, delgada. Y delante de esos ojos un par de gafas. ¿Como es que algo tan sencillo me encanta? Solo es cristal frente a los ojos (pero oye, la simpleza no quita lo hermoso).

Bien, una linda chica, algo que se llega a ver casi todos los dias.

Camino ella, con mirada desinteresada, se sento a mi lado y aquel dia quedo en la mente guardada. Tantos asientos vacios ¿Y escogio uno a lado mio? ¿Por que? (No lo se ¿una pisca de destino?).

Arranco el camion, parecio como si arrancara un contador (¿Hablarle o no?). Miraba por la ventana, en mis audifonos canciones y en la mente algunas cuantas discusiones.

-Deberias de hablarle, esta a lado tuyo, no podria ser mas sencillo.
-¿Y tu que le dirias? Si tan solo es una linda desconocida.
-Quizas no vuelvas a verla ¿en realidad quieres dejarla ir?
-No lo se, es dificil decidir.


La miraba, disimuladamente, tampoco queria hacerla creer que era yo un acosador o un demente.

Que lindas manos, me agrada en sus ojos ese delineado y los puntos de luz en sus lentes reflejados. No soy el tipo de hombre que sabe iniciar una conversación, me hubiera gustado serlo al menos por esa ocasión.

Pero el tiempo se acabo...

Hora de bajar del camion, y por curiosa casualidad ella tambien lo hizo, camino hacia la derecha y yo al lado opuesto. Siguio su camino, se alejo, hasta que en una esquina para la vista se perdio.

-Bien, adios para siempre- dije entre dientes. Creyendo que no la volveria a ver, camine, pensando que ya nada se podia hacer. En fin, un lindo rostro mas no deberia mucho importar...

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Pero la historia (por suerte) no pudo ahi terminar...

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Por: Miguel

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"Drops Of Jupiter" de Train (Cover de Boyce Avenue)

"Find Me" de Boyce Avenue

"Dare You Tu Believe" de Boyce Avenue

lunes, 2 de enero de 2012

Amor y frases a medias (I)

Esperaba ver su inconfundible silueta entre la multitud. Alguna señal de su cabello liso, de su bufanda color azul o un pequeño destellar de sus ojos color miel. Ahi estaba yo, unos minutos antes en el lugar acordado. Con la manos en los bolsillos y lodo en los zapatos. Hacia frio y habia llovido, que conveniente, con lo poco que suele llover en estos meses. Mascaba chicle, con la idea de poder desviar mi mente impaciente. Miraba el reloj, metia las manos en mi abrigo y (como es costumbre mia) volvia a hacer lo mismo, cada minuto o cada cierto rato. Esta bien, culpame por querer apresurar al tiempo, queria verla y escucharla, solo eso.

Seis de la tarde y comenzaba a oscurecer, hacia memoria de mi guion que habia formulado durante el viaje. Yo solo esperaba lo mejor o al menos eso queria hacerme creer, comenzaba a cansarme de pensar que solo hay lluvia, oscuridad y calles cerradas, corazones rotos y oportunidades negadas.

Las farolas se encendieron en un instante a otro alrededor de mi, la multitud se marcho. Y ahi seguia yo.

Tanta luz, este lugar que de pronto se vacio, silencio mezclado con la respiracion. Y la escena de nuestro ultimo encuentro asalto mi mente, las palabras que dijimos, de todo aquello yo no quede muy convencido.

...

Sostenia ella con las dos manos su vaso de cafe, me miraba a los ojos por unos segundos antes de volver a mirar a un punto no muy bien definido. Su silencio me molestaba, no estaba en las expectativas, simplemente una respuesta era lo que queria.

-Tu silencio no me dice mucho- le dije con voz tranquila.

-Lo se, yo, es que...- digo entre dientes -no se que decir, es todo-

-No espero un discurso, solo una reaccion, un si o un no-

-Ese es el problema, no se que responder, simplemente no se-

Ahi estaba yo, con la mujer de quien enamorado hace meses atras. Ella sostenia su cafe y yo sostenia las palabras que le habia dicho. "Te he llegado a querer mas de lo que debe de hacerlo un amigo", "Me encantan tantas cosas de ti", "Se que contigo, a tu lado, puedo ser feliz" y algunas otras frases que esta de mas decir.

Se necesita valor para estas cosas. Sentirlo, decirlo y dejarlo casi todo a la suerte, sintiendo como el corazon se acelera, el tiempo se acorta y la fortuna es en el aire una moneda. De las expectativas no puedes esperar demasiado, que son (muchas veces) promesas de un sueño que se alargo demasiado.

Comenzo hablar, algo despacio, diciendo (entre otras cosas) la duda que tenia, que no se lo esperaba, que ve en mi un amigo, a un amigo del alma.

Mas de dos años de conocernos, esto no es precipitado, ni hablo por hablar. Pero ¿que tiene de malo enamorarse en serio? Aunque haya tomado tanto tiempo. Si yo la conozco bien, se que la hace reir y que la hace llorar tambien, la historia que tuvo y a donde quiere ir

(Mujer ¿que no puedes ver que yo daria todo por ti?)

En fin, ninguna respuesta dio, no se si algo me falta o simplemente todo esto nunca espero. ¿Acaso hay alguien que la quiera tanto como lo hago yo?

-Necesito tiempo para pensarlo ¿si? Se hace tarde y no quiero decir nada apresurado- Nos fuimos de ahi y el resto de la noche no hablamos del asunto, la acompañe a su casa, no nos dimos mucho, un "adios" y fue todo por esa noche. Y de nuevo, no me deberia ya de extrañar, aquellas expectativas que prometen mas que la realidad.

Semanas despues me dejo un mensaje, marcaba una fecha, una hora y un lugar, "quiero aclarar las cosas" decia en la parte final.

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Faltaban minutos para su llegada, podia esperar mucho o quizas nada. Hay personas que aconsejan esperar lo mejor, buenas vibras, suerte y optimismo. O muy por el contrario, no esperar demasiado, despues de todo asi no hay decepciones o autoengaños.

Si a ella le sirvio un tiempo para poner las cosas en claro a mi me sirvio para tener todo bien pensado...

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Por: Miguel

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"Only Dreaming" de Lee DeWyze

"End Of Our Days" de Howie Day

"So Ordinary" de Ryan Star